Chapitos y Mayos han desatado una guerra en Sinaloa que ya suma más de 2 mil homicidios, con civiles, militares y menores entre las víctimas de esta disputa criminal.

La brutal guerra entre los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocidos como “Los Chapitos”, y el grupo liderado por Ismael “El Mayo” Zambada, ha desencadenado una ola de violencia sin precedentes en Sinaloa, donde el número de homicidios dolosos ha superado los dos mil casos desde el inicio del conflicto, en septiembre de 2024, hasta finales de mayo de 2025.
De acuerdo con cifras oficiales proporcionadas por la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, mayo cerró con 252 asesinatos, lo que elevó el total acumulado a 2 mil 59 muertes. Este mes también se convirtió en el más violento del año, con eventos particularmente sangrientos registrados en distintos municipios. Entre los más afectados destacan Navolato, donde fueron abatidas siete personas, así como Culiacán, Mazatlán y Escuinapa, donde también se reportaron múltiples víctimas.
Una de las bajas más relevantes fue la de Jorge Humberto Figueroa, alias “El Perris” o “El 27”, identificado como jefe de escoltas de “Los Chapitos”. Figueroa fue abatido por fuerzas federales en uno de los operativos más intensos del mes, marcando un golpe significativo para esta facción delictiva.
El saldo de víctimas también incluye a elementos de las fuerzas armadas: tres militares murieron en enfrentamientos en los municipios de Sinaloa, Badiraguato y Navolato, respectivamente. A esto se suman las muertes de tres agentes de la Policía Municipal de Culiacán, quienes cayeron en cumplimiento de su deber durante acciones relacionadas con la violencia del narco.
Lamentablemente, entre las víctimas también se encuentran civiles inocentes. Cuatro mujeres perdieron la vida, entre ellas la activista María Dolores Patiño Moreno, reconocida por su labor en defensa de los derechos de los animales. Además, dos menores, Alexa y Leydi, de apenas 7 y 11 años de edad, fueron asesinadas por error por elementos del Ejército, quienes confundieron el vehículo en el que viajaban con uno presuntamente vinculado al crimen organizado.
La creciente ola de violencia muestra que la lucha interna por el control del territorio y las rutas del narcotráfico entre estos dos poderosos grupos sigue generando consecuencias devastadoras para la sociedad sinaloense, cobrando víctimas civiles y dejando heridas profundas en el tejido social.