Fábricas de EE. UU. enfrentan una grave escasez de trabajadores cualificados, con solo un candidato por cada 20 vacantes, problema que se agudiza por políticas migratorias y educativas de Trump.

La reactivación de la industria manufacturera en Estados Unidos, una de las grandes promesas del presidente Donald Trump, está enfrentando un serio obstáculo: la falta de mano de obra cualificada. La realidad demográfica y educativa del país ha creado un desfase entre la necesidad creciente de trabajadores en fábricas y la disponibilidad de personas capacitadas y dispuestas a ocupar esos puestos.
Actualmente hay alrededor de 400,000 empleos sin cubrir en el sector manufacturero, una cifra que podría aumentar si el país busca reducir su dependencia de la producción extranjera y apuesta por construir más fábricas dentro de sus fronteras. La escasez de trabajadores es atribuida, en parte, al retiro de los baby boomers y a la falta de interés de las nuevas generaciones por seguir carreras técnicas o vocacionales.
Victoria Bloom, economista de la Asociación Nacional de Fabricantes, señala que la falta de personal calificado ha sido un desafío constante desde 2017. Aunque recientemente otros factores como los aranceles y el aumento de los costos han tomado prioridad, el problema estructural persiste. Ron Hetrick, de la firma Lightcast, añade que décadas de estigmatización de los oficios manuales en favor de la educación universitaria han dejado una brecha crítica en la formación de personal técnico.
Las restricciones migratorias promovidas por el presidente Trump, como la revocación de protecciones a ciertos inmigrantes, también han limitado el acceso a una fuente de mano de obra dispuesta y disponible. A esto se suma que muchos trabajos fabriles no resultan atractivos frente a opciones en el sector servicios, que ofrecen mejores condiciones laborales o entornos más cómodos.
La creciente automatización industrial tampoco ha resuelto el problema: muchas empresas ahora necesitan empleados capacitados en software y manejo de equipos avanzados, habilidades que no siempre poseen quienes recién terminan la preparatoria. Además, los sistemas educativos y de orientación escolar siguen valorando más las carreras universitarias que la formación técnica, lo que complica el reclutamiento de nuevos trabajadores.
En respuesta a esta crisis, grupos como The Business Roundtable, formado por directores ejecutivos de grandes empresas, han lanzado iniciativas para repensar el reclutamiento y la formación laboral. Se propone, por ejemplo, revisar las descripciones de empleo para enfocarse en la experiencia relevante más que en títulos universitarios, y comenzar a trabajar con estudiantes de preparatoria desde edades tempranas para despertar su interés por las carreras en el sector manufacturero.
David Gitlin, CEO de Carrier Global, ilustró el problema: “por cada 20 vacantes, solo hay un candidato calificado”. Con el auge de la inteligencia artificial y la expansión de centros de datos, se proyecta que se necesitarán hasta 500,000 técnicos adicionales en los próximos años, una cifra difícil de alcanzar si no se revierte la tendencia de baja matrícula en escuelas vocacionales y colleges comunitarios.
Aunque muchos ejecutivos reconocen los esfuerzos de Trump por revitalizar la manufactura, también admiten que sus políticas migratorias y recortes a programas de formación como Job Corps han dificultado el acceso a nuevos trabajadores. Empresas como Huntington Ingalls Industries han intentado suplir la carencia contratando graduados de programas especializados, pero señalan que el desfase entre tecnología y formación sigue creciendo.
La iniciativa federal Make America Skilled Again busca consolidar programas de capacitación laboral y ofrecer incentivos a los estados, aunque sus recursos son limitados frente al tamaño del problema. La propuesta de recortar $1,600 millones en el presupuesto de formación laboral ha generado críticas, especialmente cuando funcionarios como el secretario del Tesoro sugieren que los empleados despedidos del gobierno podrían llenar el vacío en las fábricas, idea que no fue respaldada por los líderes industriales.
Empresas como Rockwell Automation y Steelcase están tomando acciones concretas, desde academias para veteranos hasta programas de acercamiento a estudiantes y sus familias, intentando cambiar la percepción sobre el trabajo en fábricas. Mostrarles una industria moderna, limpia y tecnológicamente avanzada podría ser clave para cerrar la brecha que amenaza con frenar el crecimiento de la industria estadounidense.