Las impredecibles estrellas Bootidas podrán observarse en México del 27 de junio al 2 de julio, con su punto máximo justo antes del amanecer.

Durante las últimas noches de junio y los primeros días de julio, el cielo mexicano ofrecerá un espectáculo astronómico especial: la lluvia de estrellas Bootidas. Este fenómeno, aunque poco intenso en comparación con otras lluvias de meteoros, destaca por su carácter impredecible, lo que lo convierte en una experiencia digna de contemplar para los amantes de la astronomía.
El Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) confirmó que esta lluvia alcanzará su punto máximo la madrugada del 27 de junio, siendo visible en todo el hemisferio norte, incluida la totalidad del territorio mexicano. El momento ideal para observarla será entre la medianoche y el amanecer de ese día, cuando la constelación de Boötes (el Boyero) —punto de origen aparente de los meteoros— esté en lo más alto del cielo.
Las Bootidas, que llevan el nombre de esta constelación, son meteoros lentos y en su mayoría tenues, pero poseen una cualidad que las hace únicas: la posibilidad de ofrecer picos inesperados de actividad. Aunque en la mayoría de los años se registran apenas entre uno y dos meteoros por hora, existen antecedentes históricos donde se han reportado decenas en tan solo una hora.
Otro factor que favorecerá la observación este 2025 es la fase lunar. La Luna estará en su etapa menguante, lo que implica una menor interferencia de luz y mejores condiciones de visibilidad, incluso para aquellos meteoros que normalmente pasarían desapercibidos. Este detalle es especialmente valioso para disfrutar plenamente del espectáculo en zonas rurales o con cielos despejados.
La lluvia de estrellas Bootidas continuará siendo visible hasta el 2 de julio, por lo que quienes no logren observarla en su punto máximo aún tendrán oportunidad de captar algunos destellos cruzando el cielo en las noches siguientes.
El INAOE recomienda buscar un lugar oscuro y alejado de las luces urbanas para maximizar la experiencia. No se necesita telescopio ni equipo especial: basta con mirar hacia el cielo, ser paciente y dejarse sorprender por este fenómeno que mezcla ciencia, belleza natural e imprevisibilidad cósmica.