Israel llevó a cabo ataques aéreos en Yemen, apuntando a aeropuertos y puertos vinculados al movimiento hutí, generando preocupaciones sobre la escalada del conflicto y sus repercusiones internacionales.
En un nuevo capítulo del conflicto en Oriente Medio, el Ejército de Israel ha lanzado una serie de ataques aéreos en Yemen, centrando su atención en infraestructuras clave vinculadas al movimiento hutí, respaldado por Irán. Este jueves, los bombardeos alcanzaron el aeropuerto internacional de Saná y varios puertos estratégicos en la costa occidental del país.
Los ataques se dirigieron específicamente a las centrales eléctricas de Hezyaz y Ras Kanatib, así como a instalaciones militares en los puertos de Hodeida, Salif y Ras Kanatib. Mientras tanto, los hutíes, que han estado disparando drones y misiles hacia Israel en lo que consideran actos de apoyo a los palestinos en Gaza, aún no han emitido comentarios sobre los recientes bombardeos.
La comunidad internacional observa con preocupación, ya que la prolongada campaña de ataques hutíes ha alterado las rutas marítimas internacionales, forzando a las empresas a tomar rutas más largas y costosas, lo que podría impactar en la inflación global.
Israel ha instado a sus misiones diplomáticas en Europa a trabajar para que los hutíes sean considerados una organización terrorista. En un contexto más amplio, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el próximo lunes para discutir los ataques hutíes contra Israel, según lo declarado por el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon.
En un incidente notable, el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se encontraba en el aeropuerto de Saná durante los bombardeos. Aunque se reportaron víctimas y daños, él se encuentra «sano y salvo», aunque un miembro de su comitiva resultó herido.
Este aumento en las hostilidades subraya la complejidad del conflicto en la región y plantea serias preguntas sobre el futuro de la seguridad y la estabilidad en Yemen y más allá.