Expertos en neurología comparten estrategias clave para proteger tu cerebro del deterioro y fortalecer su funcionamiento a largo plazo.

Pequeños cambios en la vida cotidiana pueden marcar una gran diferencia en la salud cerebral, ayudando a prevenir el deterioro cognitivo y enfermedades neurodegenerativas. De acuerdo con científicos, hasta un 45 % de los casos de demencia podrían evitarse con ajustes sencillos en la rutina diaria. Aunque nunca es demasiado tarde para comenzar, cuanto antes se adopten hábitos saludables, mejor será la protección para el cerebro.
Uno de los consejos más importantes es la protección física de la cabeza. El uso de casco al practicar ciclismo, esquí o al conducir motocicletas puede reducir considerablemente el riesgo de traumatismos craneales que, en casos graves, pueden derivar en encefalopatía traumática crónica y demencia. De igual manera, el cuidado del sistema auditivo es fundamental. La pérdida de audición está vinculada al deterioro cognitivo, por lo que se recomienda el uso de tapones en ambientes ruidosos y la revisión periódica de la audición, especialmente en personas mayores de 50 años.
La visión también juega un papel clave en la salud cerebral. Estudios recientes revelan que la pérdida de visión está asociada con mayor riesgo de demencia, por lo que se sugiere realizar revisiones oftalmológicas con regularidad y utilizar lentes correctivos cuando sea necesario. Asimismo, mantenerse físicamente activo es esencial. Caminar diariamente y reducir el tiempo que se pasa sentado mejora la circulación sanguínea y oxigena el cerebro, ayudando a prevenir problemas cognitivos.
El control del colesterol es otro factor importante. Los niveles elevados de colesterol “malo” pueden endurecer las arterias y afectar el flujo sanguíneo al cerebro, aumentando el riesgo de accidentes cerebrovasculares y deterioro mental. Una alimentación rica en cereales integrales, frutas y verduras, junto con ejercicio regular, ayuda a mantener un buen equilibrio lipídico.
La salud bucal también impacta en el bienestar cerebral. Las infecciones en las encías pueden extenderse a los senos paranasales y generar complicaciones en el cerebro, por lo que se recomienda el uso diario de hilo dental y visitas periódicas al dentista. Además, mantener una vida social activa es clave. Participar en clubes de lectura, reuniones familiares o actividades grupales fortalece la salud emocional y reduce el impacto del aislamiento en la función cognitiva.
Otro aspecto a considerar es la exposición a la contaminación ambiental. Las partículas finas en el aire pueden generar cambios químicos en el cerebro, por lo que se aconseja el uso de mascarillas en días con alta contaminación y la instalación de filtros de aire en espacios interiores. De igual manera, la protección del cuello es esencial para evitar restricciones en el flujo sanguíneo hacia el cerebro, por lo que se deben evitar movimientos bruscos y masajes agresivos en esta zona.
Finalmente, la calidad del sueño juega un papel crucial. Dormir bien permite la consolidación de la memoria y la eliminación de residuos celulares en el cerebro. Ajustar el ambiente de descanso, practicar la meditación y llevar un registro del sueño pueden ser estrategias útiles para mejorar su calidad y garantizar un adecuado funcionamiento cerebral.
Adoptar estos hábitos no solo fortalecerá la salud del cerebro, sino que también contribuirá a mejorar la calidad de vida a lo largo del tiempo.