EE.UU. admite no saber dónde está el uranio enriquecido de Irán

Funcionarios de EE.UU. y el OIEA reconocen que se perdió el rastro de uranio iraní enriquecido al 60%, clave en la fabricación de armas nucleares.

uranio

Tras los recientes ataques de Estados Unidos a instalaciones nucleares iraníes, ha surgido una profunda incertidumbre respecto al destino de las reservas de uranio enriquecido de Irán. Aunque el expresidente Donald Trump afirmó que el programa nuclear iraní había sido “total y completamente aniquilado”, altos funcionarios estadounidenses, como el vicepresidente JD Vance, así como directivos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), reconocen que se desconoce el paradero exacto del material nuclear más sensible, capaz de ser usado en la fabricación de bombas atómicas.

Vance detalló que aún hay mucho por esclarecer respecto al uranio enriquecido al 60%, suficiente —según estimaciones— para producir hasta diez armas nucleares. Afirmó que Irán ya no cuenta con el equipo necesario para llevar ese combustible al nivel armamentístico del 90%, pero reconoció que ese lote de uranio sigue siendo una ficha crucial en las tensas negociaciones nucleares. Por su parte, Rafael Mariano Grossi, director del OIEA, reveló que ese material fue visto por última vez por inspectores una semana antes del inicio de los ataques, y que posteriormente habría sido trasladado a otra instalación cerca de Isfahán.

En los días previos al bombardeo estadounidense, imágenes satelitales captadas por Maxar Technologies mostraban camiones de carga en los túneles que conducen a la planta de Fordow, lo que sugiere que Irán anticipaba el ataque y retiró parte del uranio y equipos. Sin embargo, aún no está claro qué tanto logró salvar el régimen, dado que muchas de las centrifugadoras están ancladas al suelo y requieren complejas instalaciones para operar.

Además de Fordow, el centro de enriquecimiento de Natanz también fue blanco de ataques. Aunque este sitio es más antiguo y vulnerable, la interrupción de su sistema eléctrico, según Grossi, podría haber dañado o destruido sus centrifugadoras. Las autoridades iraníes aseguran que aún están construyendo una nueva planta subterránea para sustituir a Natanz, pero hasta ahora no ha sido inaugurada ni inspeccionada.

El panorama nuclear de Irán permanece envuelto en ambigüedad. La negativa de Teherán a reanudar inspecciones internacionales, sumada al bloqueo del acceso del OIEA a instalaciones clave, refuerza el temor de que el país esté ocultando parte importante de su programa. La experiencia pasada demuestra que, a pesar de sabotajes y ataques, Irán ha logrado reconstituir su infraestructura nuclear, incluso con tecnologías más avanzadas.

La historia del programa atómico iraní revela que, aunque oficialmente niegan desarrollar armas nucleares, documentos filtrados y evaluaciones de inteligencia indican que hubo trabajos orientados a la fabricación de detonadores y sistemas de armas alrededor de 2003. Desde entonces, Irán ha mantenido la capacidad técnica para escalar su programa si así lo decide.

En contraste con las afirmaciones de Trump y Netanyahu sobre el fin del programa nuclear iraní, analistas y exfuncionarios como Mick Mulroy consideran que los bombardeos recientes, aunque significativos, solo retrasarán el desarrollo nuclear iraní entre dos y cinco años. A falta de evidencia concluyente y ante la negativa de Irán de cooperar con organismos internacionales, el paradero y seguridad de cientos de kilogramos de uranio enriquecido sigue siendo uno de los temas más delicados del actual conflicto en Medio Oriente.

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