Padres lamentan haber introducido celulares y redes sociales tan pronto

El uso temprano de celulares y redes sociales genera arrepentimiento entre padres, quienes ahora claman por reglas para proteger la infancia.

Padres

Desde la televisión hasta los teléfonos inteligentes, los padres han librado una batalla constante por proteger la infancia de la influencia desmedida de las pantallas. Sin embargo, con la llegada de los celulares —siempre presentes en bolsillos y mochilas— y redes sociales como TikTok, Snapchat e Instagram, muchos sienten que esa lucha se ha perdido. La presión social y la rapidez con la que se expandió el acceso digital dejaron a las familias sin margen de reacción.

Una reciente encuesta nacional en Estados Unidos, realizada a más de mil padres con hijos menores de 18 años, revela una sensación colectiva de arrepentimiento. Más del 60 % de los padres entregaron una tableta a sus hijos antes de los 12 años y más de la mitad dio celulares a esa misma edad. Con el acceso a los dispositivos vino también el acceso a redes sociales, muchas veces antes de los 13 años, la edad mínima legal para recopilar datos de menores sin consentimiento.

La presión entre pares fue un factor determinante. El 39 % de los padres dijo haber cedido a entregar un celular porque “todos los demás lo tenían”. En cuanto a las redes sociales, esa cifra aumentó al 54 %. Años después, casi un tercio de los padres lamenta haber dado acceso a estas plataformas tan pronto, y menos del 1 % cree haber esperado demasiado.

El estudio también compara el nivel de arrepentimiento que los padres sienten respecto a diferentes productos de consumo. En el gráfico proporcionado, se observa que el 72 % de los padres desearía que nunca se hubiera inventado el “contenido en línea para adultos”, seguido por el 62 % que piensa lo mismo sobre TikTok, X/Twitter y las armas. Instagram, Facebook y Snapchat también figuran entre las principales fuentes de arrepentimiento, por encima del alcohol. En contraste, objetos tradicionales de la infancia como las bicicletas o la televisión apenas generan preocupación.

El fenómeno no es exclusivo de los adultos. Una encuesta previa con jóvenes de la Generación Z mostró que muchos también se arrepienten de haber accedido tan pronto a redes sociales y celulares. De hecho, el 45 % afirmó que no permitiría que sus futuros hijos usen celulares antes de la secundaria.

En busca de soluciones, los investigadores proponen cuatro normas para contrarrestar este fenómeno: retrasar el uso de celulares hasta los 14 años, postergar las redes sociales hasta los 16, establecer escuelas libres de teléfonos (una política apoyada por el 63 % de los padres) y fomentar actividades que reemplacen el tiempo frente a las pantallas, como el juego libre, la independencia y la participación activa en el mundo real.

Estas propuestas ya se están aplicando en distintas partes del mundo. Estados como Florida, Texas y Utah han legislado restricciones sobre celulares en escuelas. Australia ha fijado en 16 años la edad mínima para tener redes sociales, y Francia planea establecer un mínimo de 15. En Brasil, los teléfonos están prohibidos durante la jornada escolar en todo el país.

El objetivo de estas medidas no es simplemente limitar la tecnología, sino rescatar lo más valioso: la posibilidad de una infancia plena, con menos ansiedad, mayor conexión humana y una mejor preparación para enfrentar el mundo real sin depender de una pantalla.

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