Rubén Corral, corredor ciego de Chihuahua, encontró en el atletismo su motor de vida y ahora se alista para el Ultramaratón de los Cañones 2025.
Cada amanecer, mientras la ciudad de Chihuahua aún guarda silencio, Rubén Corral Chávez inicia su entrenamiento en las empinadas rutas del Cerro del Coronel. A sus 64 años y sin visión desde hace más de 40, este corredor ha convertido la montaña y el asfalto en sus escenarios de vida. Su historia no es solo la de un atleta, sino la de un hombre que eligió avanzar pese a las pérdidas, personales y físicas, y que encontró en el atletismo una vía de transformación.
Rubén perdió la vista en su juventud como consecuencia de la drogadicción, una etapa que cambió su destino. “No le hacía caso a mis padres… cuando quise hacerlo, ya era tarde”, recuerda. A partir de ahí, corrió no solo para competir, sino para encontrarse consigo mismo. En el pavimento fue donde comenzó su trayectoria, acumulando años de experiencia, logros y reconocimientos. Obtuvo el primer lugar en su categoría en el Maratón de Torreón 2020 y cruzó fronteras al participar en el Maratón de Chicago. Con la ayuda de guías y amigos, mantuvo tiempos sobresalientes en las principales competencias nacionales.
Este 2025 decidió emprender un nuevo desafío: dejar el pavimento para correr montaña. Así llegó a Urique, Chihuahua, para competir en el prestigioso Ultramaratón de Caballo Blanco, una prueba de 42 kilómetros que pone a prueba no solo la resistencia física, sino también la voluntad. Acompañado por su guía, Martín González, Rubén completó el recorrido de veredas peligrosas y terrenos técnicos en menos de siete horas. Fue su primer gran reto en este tipo de superficie, y aunque confesó que por momentos sintió miedo, también supo que debía seguir: “Dije: ‘¿quién me trae acá?’, pero tenía que hacerlo”.
Las montañas le exigieron más que velocidad. Le demandaron equilibrio, decisión y confianza total en su compañero. Pero al cruzar la meta, Rubén no solo conquistó el recorrido, también demostró que las limitaciones físicas no son barreras cuando se tiene propósito. Pese al terreno irregular, las largas horas y los voladeros a los lados del camino, completó el ultramaratón con la certeza de que vendrían nuevos desafíos.
Fuera de las competencias, la vida no ha sido menos difícil. Rubén ha enfrentado la pérdida de su esposa y su hermano, y cada carrera se ha convertido en un homenaje a su memoria. Su rutina diaria, solitaria y disciplinada, es parte de esa resiliencia que lo ha llevado a mantenerse firme y constante. Siempre acompañado en competencia, pero solo en el entrenamiento, ha forjado una mentalidad de resistencia que ahora lo impulsa hacia su siguiente meta: el Ultramaratón de los Cañones 2025.
Rubén también se dio un tiempo para invitar a la comunidad a sumarse a la Carrera Recreativa de Colores 5K, novena etapa del Circuito Running OEM 2025, que se realizará el próximo 13 de julio en la Ciudad Deportiva de Chihuahua, en el marco del 98 aniversario de El Heraldo de Chihuahua. Extendió la invitación a familias, corredores experimentados y novatos, destacando que más allá del tiempo o los premios, lo importante es participar, convivir y seguir construyendo comunidad a través del deporte.
Su historia no es solo de superación personal, sino de inspiración colectiva. Rubén Corral demuestra cada día que las verdaderas batallas no se ganan con la vista, sino con visión.
