Un misil iraní alcanzó el hospital Soroka en Israel, marcando el primer ataque directo a una instalación médica en el conflicto actual.

Un misil lanzado por Irán impactó este jueves el Centro Médico Soroka en la ciudad israelí de Beerseba, en el sur del país, lo que representa el primer ataque directo contra una instalación médica desde que comenzó la reciente escalada militar entre ambas naciones. El impacto generó serios daños en el antiguo edificio de cirugía del hospital y subrayó el creciente peligro que enfrentan los civiles, tanto en Israel como en Irán, en medio de los enfrentamientos en curso.
Según reportes oficiales, el ataque ocurrió en el contexto de una oleada de misiles lanzados por Irán en respuesta a las recientes ofensivas israelíes contra infraestructura nuclear y figuras clave del alto mando militar iraní. La Guardia Revolucionaria afirmó que su objetivo eran instalaciones militares cercanas al hospital, aunque no ofrecieron pruebas claras que sustenten dicha versión. El ejército israelí no emitió comentarios al respecto hasta el cierre de esta nota.
Los daños fueron registrados también en otras zonas del país. En Ramat Gan y Jolón, ciudades cercanas a Tel Aviv, otros misiles provocaron destrozos considerables en edificios de gran altura y complejos residenciales. Más de 30 personas sufrieron heridas en Ramat Gan, y al menos 18 resultaron lesionadas en Jolón, tres de ellas de gravedad, según Magen David Adom, el principal servicio de emergencias de Israel.
Imágenes difundidas por los servicios de bomberos y rescate mostraron escenas de destrucción en el hospital: techos colapsados, cristales rotos, ascensores destrozados y humo invadiendo pasillos. El director del hospital, Shlomi Codish, confirmó que el edificio impactado había sido evacuado previamente, y que tanto pacientes como personal médico se encontraban resguardados en zonas protegidas durante el ataque. La sala de urgencias atendió a varios heridos leves tras el impacto.
El incidente ha sido ampliamente condenado. El ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, calificó el ataque como un “crimen de guerra”, recordando que el derecho internacional prohíbe los ataques a instalaciones médicas salvo excepciones muy limitadas. Esta acusación llega en un momento delicado, pues Israel ha sido a su vez duramente criticado por sus operaciones militares en Gaza, que han afectado repetidamente hospitales y centros de salud que, según su versión, eran utilizados por militantes.
De acuerdo con cifras de ambos gobiernos, al menos 24 personas han muerto en Israel y más de 220 en Irán desde el inicio de esta nueva fase del conflicto. Entre los fallecidos en Irán figuran varios altos mandos militares, lo que evidencia la intensidad de los ataques cruzados. A pesar de que las defensas antimisiles de Israel han logrado interceptar la mayoría de los proyectiles, el caso del hospital Soroka demuestra que algunos logran esquivar esos sistemas, dejando vulnerables incluso a los lugares que deberían estar protegidos por norma internacional.
Este ataque a un hospital marca un nuevo y alarmante capítulo en la guerra entre Israel e Irán, donde el daño colateral ya no es solo una posibilidad, sino una dolorosa realidad para miles de civiles atrapados en medio del conflicto.